Juan Salustiano Peirano Vejo: “Tras el Freno de Oro, todo cambia y nada cambia…”

El director de “La Pacífica”, adjudicó el triunfo de Colibrí Matrero en Esteio a “una circunstancia”. Pero dijo que “ya estamos corriendo vacas de nuevo, haciendo caballos para disfrutarlos en familia y con amigos”.

 

Pablo D. Mestre.

Hace una semana un caballo uruguayo hizo historia al ganar el Freno de Oro de la Federación Internacional de Caballos Criollos (Ficcc). Lo hizo nada menos que en Brasil, donde surgió la mayor competencia morfológica y funcional de la raza. El “Colibrí Matrero” de cabaña “La Pacífica” además logró el mayor puntaje promedio de la historia.

En diálogo con El País, Juan Salustiano Peirano Vejo reconoció la “dosis de suerte que nos permitió ganar ese día”.
Dijo que esto podía haber pasado o no, “es una circunstancia, sucedió, así como tantas veces fuimos a Esteio y no habíamos ganado”. Por ello agradeció a todos los criadores uruguayos que apoyaron. “Y lo compartimos con ellos, porque ponen la misma pasión todos los días, algunos presentan, otros no, a veces les va bien y otras no”. Porque dijo, “aunque se hagan las cosas bien, no quiere decir que salga bien”. Lo que sigue es lo sustancial del diálogo con El País.

-¿En qué pensó cuando terminó la competencia y comprobó que ganaba?
-Si bien me provocó una alegría enorme, siento que todo cambia y nada cambia. Me sentí el mismo de siempre en una situación distinta. Todo el mundo estaba tan contento a la vuelta que contagiaba.

-¿Ganar un Freno de Oro era un sueño, un objetivo?
-Desde el año 1984 trabajamos en familia, pero ni siquiera puedo decir que este era un sueño, porque no estaba dentro de nuestra realidad. Empezamos a criar porque nos gustaban los caballos y para tenerlos para andar en casa. Claro que, a medida que uno va conociendo más la raza, se va envolviendo más con las cosas y se va poniendo metas nuevas. Esto del Freno fue una meta recién a fines de los 90, cuando entró en Uruguay, nos gustó mucho de arranque y “La Pacífica” siempre trató de estar presente primero en Uruguay y luego competir en Brasil. A medida que nos fuimos preparando más, nos fuimos entusiasmando y comenzamos a perseguir lo que para nosotros es el resumen de un caballo Criollo: lindo y bueno, lo máximo que se puede aspirar en la raza hoy día.

-Ud., sin desconocer lo morfológico, siempre ha puesto énfasis en lo funcional, tanto en Paleteadas como en Freno. ¿Siente que cumplió con sus objetivos?
-La parte funcional siempre estuvo en el ADN de La Pacífica. Desde el principio, entendemos al caballo como lo que fue en la historia del Uruguay, un animal compañero, útil al hombre debajo del recado. Lo entendimos siempre así. No concebimos un caballo que sea meramente morfológico, lo entendemos como algo que se hizo para ensillar. Y la bondad, el carácter, todo lo demás es parte del mapa de lo que entendemos de un caballo nosotros.

-¿Cómo es la historia del “Colibrí Matrero”?
-La Pacífica tenía algunas virtudes en su caballada per le faltaba algunos complementos. En el año 2008 fuimos a Argentina a buscar un caballo para complementar un poco la caballada en algunos aspectos (Del Oeste Acierto). Y esos matices complementados con una buena yegua nuestra (Colibrí Matrera (Mañanero Poroto Negro), fueron los que dieron al Colibrí Matrero. Es muy difícil complementar caracteres, uno trata de hacer una cosa y a veces la genética va por otro lado. En esta oportunidad tuvimos la suerte que se dio esa complementación y el Matrero termina siendo lo que fue para nuestra alegría.

-¿Cómo sigue su actividad ahora el caballo?
-Seguramente siga abocado a la reproducción, estamos dejando que decante un poco esta situación para ver cuál es la mejor alternativa para él. Pero seguramente es un caballo que genéticamente nos va a servir mucho en La Pacífica y servirá a muchos criadores. No tenemos claro su futuro aún porque todo esto fue demasiado rápido y fue muy efusivo lo que vivimos estos últimos 15 días.

-La Pacífica con sus Criollos llegó a la cúspide en paleteadas ganando los Campeonatos Nacionales de Argentina y de Uruguay; ahora a lo máximo en el Freno de Oro, y han ganado varios Grandes Campeones en morfología. ¿Cuál es la motivación para seguir?
-Es como cuando finalizó esta prueba en Esteio: todo cambió y nada cambió. Lo que disfrutamos es el camino de ida, ya estamos este fin de semana corriendo vacas de vuelta, practicando de nuevo, haciendo caballos nuevos. Trabajamos en lo que nos gusta hacer, en el campo y compartimos con amigos. Lo que pasó fue consecuencia de circunstancia, suerte, ayuda de Dios y que el caballo estaba en su día. Por eso nuestra motivación real es el camino de ida y disfrutar los caballos en el campo. Y eso es lo que nos lleva a seguir. Ahora nada pasó, está todo por hacerse, por seguir trabajando y disfrutando los caballos a campo.

-Tras el triunfo tuvo palabras de reconocimiento hacia su madre, Letizia Vejo, pero también lo vivió junto con sus hijos. ¿Qué le genera eso?
-Gracias a Dios es una de las cosas más lindas de la vida es compartir pasiones con los hijos. Eso le da al caballo un sentido de trascendencia muy importante, lo mismo que con los amigos. Es lo que nos llena hacer, es lo que nos gusta hacer y donde el caballo es inigualable en cuanto a lo que genera en el entorno. Compartir un caballo con un hijo implica compartir un modo de vida, enseñar valores, educar en los valores, educar en la competencia, entonces abre un canal de diálogo con los hijos y con la familia muy lindo. Además implica compartir muchas frustraciones y alegrías. Es como una escuela de vida resumida en un ámbito distinto al del trabajo. Eso nos dignifica, nos gusta y nos llena de alegría hacerlo. Por eso estoy agradecido. Porque no creo que esta victoria sea como un acto de justicia, sí como una gran suerte. Y por eso la quiero compartir especialmente con todos los criadores de Uruguay que lo hacen con tanta pasión día a día. Y también con la familia y con los amigos.

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